Niños, niñas y adolescentes son constantemente vulnerados en sus derechos al ingresar a centros de residencia o protección como el Servicio Nacional de Menores. La última propuesta presentada por el gobierno en materia relativa al control preventivo de identidad de adolescentes desde los 14 años, ha despertado críticas y contrapropuestas, reflejando la permanente mirada tutelar hacia los(as) niños(as) como sujetos que hay que proteger o castigar. La compleja realidad de quienes viven en contextos de privación de libertad y la perspectiva sociocultural chilena que transgrede su identidad, fue analizada en el Seminario “Niños y niñas bajo protección ¿cómo prevenir y actuar en situaciones de violencia?”, que contó con una alta convocatoria y destacados representantes de la sociedad civil.
Críticas transversales ha recibido el proyecto de control preventivo de identidad a mayores de 14 años, levantado por la actual administración de Sebastián Piñera. Recientemente, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Unicef (sigla en inglés) publicó una declaración en la que entregó su opinión señalando que dicha iniciativa no avanza hacia la adopción de medidas para la protección de los niños, niñas y adolescentes frente a amenazas de discriminación y de injerencias arbitrarias y ataques a su honra y reputación, contraviniendo los principios de la Convención Sobre los Derechos del Niño (CDN), y de otros tratados internacionales suscritos por Chile, como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Convención Americana sobre los Derechos Humanos.
Al respecto, mediante diversas actividades e investigaciones realizadas en la Facultad de Ciencias Sociales de la U. de Chile, se ha analizado el complejo y adverso escenario sociopolítico en el cual se desarrollan niños y niñas, con iniciativas como la del control preventivo, y el rumbo preocupante que están tomando políticas públicas que más que proteger transgreden sus derechos.
Siguiendo con esa misión, el pasado 29 de marzo se realizó el Seminario “Niños y niñas bajo protección ¿cómo prevenir y actuar en situaciones de violencia?”, organizado por el Programa de Estudios Interdisciplinarios sobre la Infancia de la Facultad de Ciencias Sociales y Fundación para la Confianza.
Durante la jornada, Patricia Muñoz, defensora de la Niñez, recordó que en junio de 2018, nuestro país fue duramente cuestionado por el Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas, concluyendo que durante más 40 años, en Chile se han violado grave y sistemáticamente los Derechos Humanos de niños(as) y adolescentes que se encuentran o han estado bajo tutela del Estado.
Uno de los grandes desafíos a enfrentar y resolver es que aquel comportamiento estatal sea corregido, e impedir que los Derechos Humanos de dichos niños sigan siendo quebrantados. La defensora fue enfática: “Esto es un tema de Estado. Y entender que el tiempo de los(as) niños(as) es hoy y que existen 6.271 niños en residencias de protección y 1.271 privados de libertad en lugares carente de servicios tan básicos como el agua potable”.
Realidades comparadas en residencias de niños(as) pero la misma violencia
Sin embargo, la realidad chilena en cuanto al tipo de vida que experimentan niños(as) en centros de protección no es muy distinta a la de otros países. Matías Machant, académico del Depto. de Psicología, expuso una etnografía de dos hogares, uno ubicado muy cerca del centro de Santiago, y otro en un pequeño pueblo a 40 minutos de la ciudad de Lyon, Francia. Separados físicamente, pero con la misma violencia ejercida hacia sus residentes.
En ambos casos, los motivos de ingreso a los centros se debían a órdenes emanadas de los tribunales de familia, pero en el caso francés se suma la motivación voluntaria de los padres. Ya al interior de la institución francesa se perciben situaciones de violencia y de agresión hacia niños(as) que no son consideradas como tales, relatadas por sus propias víctimas. Un “niño de 7 años señala haber sido golpeado por un educador y denuncia la situación frente a psicólogo, educadora y educador en práctica, el educador lo niega y la situación queda en nada”, rememoró Matías Marchant.
Desarrollando sus labores como psicólogo, relató su recorrido por el patio del hogar chileno para ir a buscar a un joven que ingresó al centro, y a quien debía entrevistar: “Al salir de mi oficina me encontré con otro joven a quien ya había entrevistado previamente, se encontraba hablando con una joven; por este hecho se acerca un educador quien le quita una carta al joven, entregándomela a mí para que pudiera leerla; su intención era que viera la forma en que escribía a las compañeras, aparentemente de forma soez”, describió en el seminario.
El ahora académico de la Casa de Bello recordó que tomó la carta y el adolescente comenzó a amenazarlo; no miró la carta y se la entregó para no involucrarse en un conflicto con él. Tras sus relatos y haciendo un diagnóstico de su funcionamiento, Marchant indicó que en ambas instituciones falta por mejorar el financiamiento y estructura de los hogares, así como también exigirles años de capacitación a los(as) educadores(as), capacitar al equipo técnico (psicólogos y trabajadores sociales) y establecer sanciones por el ejercicio de la violencia.
Se evidencia, por tanto, una cultura institucional que permite, favorece y refuerza, incluso a pesar de las sanciones asociadas, la expresión de la agresión y el odio, donde se detiene el tiempo, lo que muestra la marca de un “duelo interminable”. Desde una vereda propositiva, subrayó la necesidad de un reconocimiento explícito, claro y decidido respecto de la historia de la violencia de todos(as) los(as) que han sido responsables de ella.
Además, se refirió a una formación específica que implique el cambio cultural de la institución; acompañamiento y supervisión de todo el sistema residencial para mantener los procesos de cambio, cambiar la concepción de infancia y establecer como principios la veracidad y responsabilidad.
Contexto, poder y violencia adultocéntrica
Paradojalmente y de manera constante se ha invocado políticamente el concepto de seguridad para darle más protección a niños(as), generando una gran contradicción pues ha sido “en nombre de la contención, seguridad y protección” que se ha ejercido una violencia sistemática; “es lo que estamos viendo también en la ley propuesta por el gobierno de cara al control preventivo de identidad”, afirmó José Andrés Murillo, Director Ejecutivo Fundación para la Confianza.
En nombre de la seguridad, “estamos avalando la formación de una violencia estructural que es inaceptable”, puntualizó. Las configuraciones de poder, explicó, crean un contexto. Una casa, por ejemplo, es un contexto volviéndola física, pero por sobre todo simbólica. Dentro de ese contexto físico se desarrollan tipos de relación” donde se despliega el poder. Al respecto, es primordial fomentar el apego entre adultos y niños(as), lo que no significa estar “apegados(as)”, sino “crear las condiciones para que niños, niñas y adolescentes puedan lidiar con su propio estrés. Cuando un adulto es capaz de integrar, enfrentar y ayudar al(la) niños(a) con respecto a su estrés, entonces se efectúan acciones de apego”, aclaró Murillo.
La realidad chilena en materia de infancia hace recordar una y otra vez la gran deuda pendiente que persiste en términos legislativos y es la falta de una ley de garantía de derechos, que fue recordada en la ocasión por Osvaldo Torres, Jefe de la unidad de estudios del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH); tampoco tenemos aún “los famosos dos sistemas de protección especializada y el sistema de reinserción juvenil”.
Al mismo tiempo, yace un problema cultural en cuanto al trato que la sociedad le brinda a los(as) niños(as) y es que se suelen tratar los temas de la niñez como una categoría de afecto y cariño, aludiendo a “que todos somos padres y apelamos a la protección maternal, vaciándolo de su tremendo contenido político”. Pero también es necesario problematizar en torno al lugar que ocupa ese(a) niño(a) en medio de las condiciones de protección que los estados están dispuestos a entregar o no para que puedan desarrollarse integralmente.
Investigaciones necesarias para avanzar en temas de infancia
La segunda mesa titulada “Prevención y actuación en situaciones de crisis en centros del Sename” del concurrido seminario, contó con la presentación del Informe Técnico N°5 del Observatorio para la Confianza “Prevención y actuación en situaciones de crisis en centros del Sename”, a cargo de Silvana Zeballos (Investigadora Observatorio para la Confianza). Comentaron en esta mesa Fernando González, Presidente Comisión de Infancia Colegio Médico; Viviana Soto, Académica del Depto. de Educación es nuestra Facultad; Paz Canales, Psicóloga, Instituto Chileno de Terapia Familiar, y Paulina del Rio, Presidenta Fundación José Ignacio, quien se refirió a la importancia de hablar del suicidio desde temprana edad con niños(as) y adolescentes, ya que la conversación abierta y directa puede evitar nuevos casos de suicidio juvenil.
El Seminario “Niños y niñas bajo protección ¿cómo prevenir y actuar en situaciones de violencia?”, se alzó como una instancia para reflexionar las situaciones de violencia que afectan y experimentan niños y niñas en los contextos de residencias de protección. Su finalidad fue proponer una discusión crítica y propositiva que aborde las causas, “pero que también señale propuestas para pensar en políticas públicas que cuiden y resguarden los derechos de los niños y niñas que han sido vulnerados en sus derechos y son separados de sus familias y comunidades al ingresar a centros residenciales”, como lo manifestó en su discurso la profesora María Elena Acuña, directora de Extensión y Comunicaciones de la Facultad de Ciencias Sociales.La actividad se enmarca dentro del trabajo de vinculación con la sociedad civil, que ha avanzado crecientemente en la Facultad, en este caso a través de su Programa de Estudios Interdisciplinarios en Infancias, y la Fundación para la Confianza, para generar acciones de incidencia pública que aporten a la soluciones de diversas problemáticas que afectan las infancias de Chile. |
Carolina Escobar, periodista Facultad de Ciencias Sociales.